Cuando rompas, Señor, el débil lazo
Que me ata a lo humano y me da vida
Cuando vuele, Señor, a tu regazo
Y anuncien las campanas mi partida
Dirán las buenas gentes de la aldea
Con profunda piedad: Pobre muchacho
Y los malos dirán con voz atea
Con maligna intención: Era un borracho
Y hasta ella, Señor, la que adorara
Y dueña y reina de mis sueños proclamara
También me rozará con su veneno
Hizo versos, dirá: Fue un pobre loco
Más de todo decir me importa poco
Si tú sabes, Señor, que yo era bueno