Todas las cosas que se pierden,
Las tiene en un bolso Dios...
Y todas estas estrellas amarillas,
Están para una sola función...
Y nadie se escribe el destino...
Y todas las cosas que conozco,
Se parecen al cielo...
Todas las cosas que conozco,
Se parecen al cielo...
Toda mariposa que se atrapa,
Se transforma en piel...
Piel que no es nada más que un pálpito...
En procura de un vuelo de elevación...
Y nadie se escribe el destino (oh)
Y todas las cosas que te veo,
Se parecen a un niño...
Todas las cosas que te veo,
Se parecen a un niño...
Todas las cosas que conozco,
Se parecen al cielo...
Donde la mañana transtornada,
Con su pulso aterrador...
Va llevando masas muertas de hombres...
A un trabajo sin razón...
Y las calles viruladas,
Con su eterna colisión...
Van dejando en las almas,
El abismo...
Todas las cosas que se encuentran,
Pertenecen a un planeta enorme...
Y todas las moradas en la tierra,
Están para una misma diversión...
Y nadie se inventa el destino...
Y todas las cosas que te veo,
Se parecen a un niño...
Todas las cosas que te veo,
Se parecen a un niño...
Y todas las cosas que conozco,
Se parecen al cielo...
Donde las nubes reviradas,
De patético esplendor...
Van cegando las ideas,
De un cerebro sin amor...
Y el poder con sus miserias...
Y su reino de dolor...
Va llevando nuestras almas,
Al deslinde...
Muchos de los hombres en rama,
Se venden en un kiosco de fé...
Fé que se despreocupa de la vida,
Y asciende con su autoelevador...
Hasta que nadie consigue ya encontrarse...
Y todas las mañanas veo luces,
Que parecen de tu cielo...
¡Oh, amor, amor, amor,
Amor de mi vida...
Oye el reclamo de las aves...
Por encima del humo del mundo !!!
Todas las cosas que se pierden,
Las tiene en su bolso Dios...
Y todas estas estrellas amarillas,
Están para una sola función...
Y nadie se inventa el destino...
Y todas las cosas que conozco,
Se parecen al cielo...
Todas las cosas que conozco,
Se parecen al cielo...
Y todas las cosas que te veo,
Se parecen a un niño