Aunque le cante
el mundo no despierta.
No sale el sol,
está temblando.
Veo caer
llovizna con sangre.
Tal vez soy yo
que estoy llorando.
Los gritos de niños sin nombre
jugando con balas
me ahogan. Los siento.
Están violándome el alma.
No se levanta
el mundo aunque le cante.
Dios se volvió,
no está mirando.
Las calles desiertas, hundidas
abrazan el miedo
Apagan las voces con fuegos.
Agrietan mis sueños.
Los gritos de niños sin nombre
jugando con balas
me ahogan. Los siento.
Están violándome el alma.
Y sigo
cantando utopías, quizás
alguna vez, el día
sonría...
Sonría, sonría, sonría...