Andrés Suárez nació el 16 de abril de 1983 en la pequeña ciudad de Ferrol, en Galicia, España. Desde muy joven, mostró una pasión inigualable por la música y la poesía, dos pasiones que se convertirían en los pilares de su carrera artística. Siendo hijo de un músico y una profesora de literatura, Andrés creció rodeado de un ambiente cultural rico que le permitió desarrollar su talento de manera natural y espontánea.
A la edad de 14 años, Andrés formó su primera banda de rock, "Klepsidra". Con este grupo, desarrolló sus habilidades como compositor y cantante, al tiempo que comenzaba a explorar otros géneros musicales que iban desde el folk hasta la música tradicional gallega. Sin embargo, fue en Madrid donde encontró el espacio ideal para expresarse como artista solista.
En 2002, con 19 años, Andrés se mudó a Madrid, una ciudad que ha sido cuna de grandes músicos y poetas. Enfrentó los típicos desafíos de un joven en una nueva ciudad, pero poco a poco fue haciéndose un hueco en el circuito de cantautores madrileños. Actuaba en bares y pequeños locales donde su estilo único comenzó a llamar la atención.
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Reivindico el uno mismo y contigo no se puede,
Te bajé la falda y vi entero París,
Me duele el hueso de quererte,
Me crecen nueve vientres de vivir,
Sólo tengo tres canciones para hacerte reír.
Tengo fe y te rezo a besos,
En mis brazos crecen flores,
Tengo sed de sudor nuestro en la pared.
Culpable como un vino añejo
Hace horas que no veo amanecer,
Ya te vi desnuda, tengo el amor por hacer.
Tiemblo, como un desfile de gaviotas solas,
Que pierden la cordura con tu boca,
Y vuelan por los dos.
Me alejo, cuanto más veo a la luna sola, siento,
El miedo al hambre del aire que seca el cuerpo
Del hombre que no soy.
Miedo, desde hoy no tengo corazón,
Ni tiempo de arena en el reloj vistiendo al viento.
Como diciendo adiós me alejo,
Como un desfile de agua en cualquier río,
Rasgando versos de un mismo sentido,
Rimado al corazón.
Prefiero no bailar, a recoger tus pasos,
Seguir oyendo como gime este rosal,
Por no nadar seguí anclado a cualquier barco,
Y no sació esta sed volver al mar.
Tengo fe y te rezo a besos, en mis brazos crecen flores
Tengo sed de sudor nuestro en Dublín.