Árbol, la célebre banda argentina de rock alternativo, se formó en Haedo, una localidad de la provincia de Buenos Aires, en 1994. La agrupación comenzó como un proyecto entre amigos de la secundaria, quienes compartían una pasión común por la música y una visión artística innovadora. Los miembros fundadores fueron Eduardo Schmidt (voz y violín), Pablo Romero (voz y guitarra), Nahuel Amaya (bajo), Andrés Albornoz (teclados) y Gustavo Spinetta (batería), hermano del icónico Luis Alberto Spinetta.
Su primer material discográfico, un álbum homónimo lanzado en 1996, mostró una singular fusión de géneros que incluía rock, funk, rap y ritmos folclóricos argentinos, lo que les permitió diferenciarse rápidamente en la escena musical de su país.
En el año 1999, su carrera tomó un giro significativo con el lanzamiento del álbum “Chapuzón”, producido por Gustavo Santaolalla, reconocido productor y músico argentino. Este disco les brindó una visibilidad mayor y consolidó su estilo único. Canciones como "La Vida" y "El Fantasma" captaron rápidamente la atención del público y de la crítica especializada.
El año 2004 marcó otro hito importante con la producción de “Guau!”, su tercer álbum de estudio que incluyó éxitos como "Pupilas Lejanas" y "Pequeños Sueños". Gracias al potente impacto de este disco, la banda se presentó en numerosos festivales nacionales e internacionales y obtuvo varios premios, incluyendo los Premios Gardel.
A lo largo de los años, la formación de Árbol tuvo múltiples cambios:
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Veo
Salgo volando
por la ventana,
y tantos días
quedan atrás.
Ya no me duelen
todas las cosas
que ayer
me podían molestar.
Son cajones que se cierran
para que nadie los vea.
Son palabras que no
pude decir.
Pero ya no me importa,
porque nada me toca,
y no hay nada vivo
dentro de mi.
Floto en el aire
desde esta tarde,
cuando mi cabeza
explotó.
Ahora el piso es de nubes
y me asomo cada tanto
a espiarte desde
donde estoy.
Y veo, y vuelo.
Y veo, y vuelo.
El barrio se ilumina
y la noche se hace día.
Brilla como un árbol
de navidad.
Y estoy alto muy alto,
y las luces de los autos
que se frenan cada tanto,
y vuelven a arrancar.
Y veo, a la gente corriendo
como una coreografía sin fin.
Y vuelo como en una avioneta,
el olor a fugazeta que cocina mamá.
Y me acuerdo de aquél día
en que decías:
"Si pudieras ser
un pájaro ¿Qué harías...?"
Ahora que floto
y no siento lo que toco
y la gente no me ve pasar.
Voy a aprovechar
para ir a buscarte,
y contarte
como es todo por acá.
Algunas mañanas pasa
la abuela Yolanda
y nos vamos juntos
a pasear.
Y te manda un saludo
el marido de Pocha.
Que me juega al ajedrez
y no le puedo ganar.
Y dale para adelante
con el pibe de a la vuelta,
que a la tarde te pasó a visitar.
Yo te sigo esperando,
porque nada me apura
y algún día todos vienen para aca.
Y veo (y veo), y vuelo (y vuelo).
Y veo (y veo), y vuelo (y vuelo).
Y veo (y veo), y vuelo (y vuelo).
Y lloro (y lloro) un poco (un poco).