Estás enferma de sillón,
no aceptas otra cosa que la lluvia de rayos,
vitaminas y vicios.
Afuera ya llegó la madrugada,
afuera, te viene a decir:
�Pará de sufrir,
no escuches más baladas,
no hay más allá,
y la vida, y la vida se nos va.
Volvés de rehabilitación
y vas plaza por plaza predicando
el cuento de infeliz drogadicto.
Afuera una mano, camarada,
afuera, te lo hará entender:
�Pará de sufrir,
no escuches más baladas,
no hay más allá,
y la vida, la vida se nos va.
Es otra crisis de placard,
no encontrás nada al tono,
que combine exacto con tu cara de angustia.
Afuera hay un par de cachetadas,
afuera, se reirán de ti.
Pará de sufrir,
no escuches más baladas,
no hay más allá,
y la vida, la vida se nos va.