Caruso
Aquí donde el mar reluce
y sopla fuerte el viento,
en un vieja terraza
frente al golfo de Sorrento,
un hombre abraza a una muchacha,
después de haber llorado,
luego se aclara la voz
y vuelve a empezar el canto.
Te quiero mucho,
mas (pero) tanto, tanto, sabes,
ahora ya es una cadena,
que derrite la sangre en las venas, sabes...
Vio las luces en medio del mar,
pensó en las noches allí en América,
Pero sólo era el reflejo de algunos barcos
y la blanca estela de una hélice,
Sintió el dolor en la música,
se levanto del piano,
pero cuando vio la luna salir tras una nube
incluso la muerte le pareció dulce.
Miro a la muchacha a los ojos,
esos ojos verdes como el mar,
después de repente salio una lagrima,
y él creyó ahogarse.
Te quiero mucho,
mas (pero), tanto, tanto, sabes,
ahora ya es una cadena
que derrite la sangre en las venas, sabes...
Fuerza de la lírica,
donde cada drama es falso,
donde con un poco de maquillaje y con mímica
puedes convertirte en otro.
Pero dos ojos que te miran,
tan cercanos y reales,
te hacen olvidar las palabras,
confunden los pensamientos.
Así todo se hace pequeño,
también las noches allí en América,
te das la vuelta y ves tu vida,
como la estela de una hélice.
Pero así, es la vida que se acaba,
sin embargo él no pensó tanto,
es más, se sentía ya feliz
y volvió a comenzar su canto...
Te quiero mucho,
mas (pero), tanto, tanto, sabes,
ahora ya es una cadena
que derrite la sangre en las venas, sabes...
Te quiero mucho,
mas (pero), tanto, tanto, sabes,
ahora ya es una cadena
que derrite la sangre en las venas, sabes...