Si el tiempo hace agujeros en tu coco,
si tu tía te dejó de interesar,
cómete una paraguaya,
cómete una paraguaya,
cómete una paraguaya,
cómete una paraguaya.
Si los tumbos de tu cuerpo
te derriban por las calles,
si el aburrimiento anula tu personalidad,
y los porros de la noche
te son como un Ducados,
camina hacia atrás y
có-me-te una paraguaya.
Sube a la Plaza Cascorro,
pregunta por su sitio,
seguro que allí está él
y Miguel te cantará:
Cómete una paraguaya.
Cómete una paraguaya.
Cómete una paraguaya.
Cómete una paraguaya.