Aquí voy con mi canasto
de tristezas a lavar,
al estero del olvido,
dejen, déjenme pasar.
Lunita, luna,
no me dejes de alumbrar.
Tu cariño era el rebozo
y nos abrigó a los dos,
lo manchaste una mañana
cuando me dijiste adiós.
Lunita, luna,
no me dejes de alumbrar.
En la corriente del río
he de lavar con ardor
la mancha de tu partida
que en mi pañuelo dejó.
Lunita, luna,
no me dejes de alumbrar.
Soy la triste lavandera
que va a lavar su ilusión,
el amor es una mancha
que no sale sin dolor.
Lunita, luna,
no me dejes de alumbrar.