Hola, soy jesus...
¡Hola! Soy Jesús. ¡Espera! No dejes de leer…
Te pido que esta vez no voltees la página, ni cierres la puerta, ni le subas al radio y me dejes hablarte. No me des la espalda, por favor.
Necesito hablar contigo. Nada más charlar un poco. No deseo hablar de tus pecados, ni de tus defectos, ni sermonearte o hacerte sentir culpable. Sólo quiero decirte lo mucho que te quiero y que lo sepas de verdad.
Quiero hacerte ver que en realidad no estás solo. No me gusta verte triste ni enfadado con la vida. Yo deseo que seas feliz.
No estoy nada lejos de ti, no estoy sólo en las alturas, ni quiero que me veas tan lejos de ti. Estoy aquí mismo a tu lado y si me pides que entre en tu corazón estaría aún más cerca de ti. Me gusta estar en tu interior, me gusta sentir tu paz conmigo.
Sabes, te conozco como la palma de mi mano.
Sé muy bien lo que pretendes ocultar a los demás y lo que ni tú mismo quieres reconocer. Conozco tus pesares y sufrimientos, tus preocupaciones, tus aspiraciones y tus sueños más íntimos. Sé que has tenido decepciones y tienes muchas inquietudes de tu futuro.
Estoy consciente de tu inseguridad y los momentos que envidias a otros o te sientes inferior y entiendo que no siempre puedes ser lo que quisieras y haces o dices cosas que luego te pesan.
En algunas ocasiones te preguntas: ¿habrá alguien que se preocupe por mí? Te preguntas si existo, ¿verdad? Comprendo tu batalla interior. Sé que a veces aún cuando te esfuerzas al máximo, las cosas no salen como deseas.
Te voy a responder algo: Yo no doy sólo porque las personas se lo ganen con bondad y rectitud; ni obedeciendo reglas. Toda la alegría que puedes recibir está en el amor que estés dispuesto a dar. Ese es el secreto.
Ama. Eso es lo que deseo para ti. Ama. Es sencillo. Ama. Ama. Cuando lo dejas de hacer pasa exactamente lo que no te gusta. Así que… ama.
Yo te amo, te amo infinitamente y soy feliz y quiero que tú lo seas. Siempre estaré aquí cuando me necesites, atento a cualquier seña tuya. No tengas miedo ni pena. No te sientas con poca dignidad para decírmelo.
Recuerda que estoy ansioso por estar en tu corazón y no importa si a veces me olvidas porque Yo te amo así como eres.
Bueno. Te dejo continuar con tu día. Nada más no te olvides que hay algo importante que te vine a decir hoy: Ama.
Tu amigo que te ama y se preocupa por ti, Jesús.