Un día ese verano
llamaste a casa,
y no podías estar sin mí.
Empaqueté mis cosas,
y me pasé
todo el viaje sin dormir.
Y aquí estuvimos encerrados
todo el verano sin salir.
Y aquí estaría toda mi vida,
junto a ti.
Botellas vacías siguen
llenando el suelo
pero no queda nadie aquí.
Y risas de otro tiempo
en mi cabeza
y todo lo que hice por ti.
Y cada día por la mañana,
venías a casa sin hacer ruido
y te acurrucabas en la cama
junto a mí,
junto a mí,
junto a mí,
junto a mí.