Un hotel que no es de nadie, una cama que no es mía
se me muere un día más.
Un avión a cualquier parte, una mano que saluda,
no recuerdo bien quién es.
Un saludo de Internet, una novia en la cartera
y una foto con los fans.
El zapping en la tele buscando algún remedio
contra la soledad.
Soledad acompañada, soledad endemoniada.
Tantos gritos, tantas luces, tanta gente y soledad.
Soledad de no estar solo, soledad de andar pensando
si valdrá algún día la pena tanta ausencia por cantar.
Soledad de andar buscando, soledad de deshacerse,
deshacerse de esos sueños que se hicieron realidad.
Soledad.
Un sueño de pastillas, un café que me incorpora,
un diario bajo la puerta.
A las 10 una entrevista trae consigo algo de muerte
y se roba algo de mí,
mientras que un itinerario me maneja por la vida
como pieza de ajedrez.
Si cantar por vocación no es cuestión de calendario
sino de respirar.
Soledad acompañada, soledad endemoniada.
Tantos gritos, tantas luces, tanta gente y soledad.
Soledad de no estar solo, soledad de andar pensando
si valdrá algún día la pena tanta ausencia por cantar.
Soledad de andar buscando, soledad de deshacerse,
deshacerse de esos sueños que se hicieron realidad.
Soledad.
¿A dónde va la prisa, los aplausos, las canciones?
¿A dónde irá ese tiempo que gané o que perdí cantando?