Porque no engraso los ejes
me llaman abandonado,
porque no engraso los ejes
me llaman abandonado.
Si a mí me gusta que suenen,
¿Para qué los quiero engrasados?
Si a mí me gusta que suenen,
¿Para qué?
Prendido a tu botella vacía,
esa que antes siempre tuvo gusto a nada.
Apretando los dedos, agarrándome, dándole mi vida
a ese para-avalanchas.
Cuando era niño y conocí el estadio Azteca me quedé duro,
me aplastó ver al gigante,
de grande me volvió a pasar lo mismo
pero ya estaba duro mucho antes.
Dicen que hay, dicen que hay
un mundo de tentaciones,
también hay caramelos
con forma de corazones.
Dicen que hay bueno o malo,
dicen que hay más o menos,
dicen que hay algo qué tener,
y no muchos tenemos.
Y no muchos tenemos.
Prendido a tu botella vacía,
esa que antes siempre tuvo gusto a nada.
Gracias le doy a la vida,
gracias le doy al Señor,
porque entre tanto rigor
y habiendo perdido tanto,
no perdí mi amor al canto,
ni mi voz como cantor.