Cada mañana me acuerdo de ti,
cierro los ojos y vuelvo a morir.
Y muere toda la ciudad,
deja de latir con suavidad.
Dices que sufres tú mucho más que yo
y que te sientes como un desertor,
pero ahí estás, de pie,
diciendo adiós, cazando otro tren.
Dentro de un año ya no estaré aquí
y tu mujer no sabrá que yo fui
la sombra que oscureció
su casi ideal historia de amor.
Sólo tengo un jersey que no querías
que me abraza aunque tú ya no lo hacías.
Nadie como tú.