Debes amar
la arcilla que va en tus manos,
debes amar su arena hasta la locura
y sino, no la emprendas, que será en vano.
Sólo el amor alumbra lo que perdura.
Sólo el amor convierte en milagro el barro.
Sólo el amor alumbra lo que perdura.
Sólo el amor convierte en milagro el barro.
Debes amar
el tiempo de los intentos.
Debes amar la hora que nunca brilla.
Y sino, no pretendas tocar lo cierto.
Sólo el amor engendra la maravilla.
Sólo el amor consigue encender lo muerto.
Sólo el amor engendra la maravilla.
Sólo el amor consigue encender lo muerto.
Sólo el amor alumbra lo que perdura.
Sólo el amor convierte en milagro el barro.
Sólo el amor alumbra lo que perdura.
Sólo el amor convierte en milagro el barro.