Andaba medio perdido
yo no sabía que hacer
sin trabajo, sin amigos
sin nada para beber.
Amontonaba problemas
no podía resolver
ese ritmo cuesta abajo
cuando te ví aparecer.
Y dije...
Ayúdeme señorita!
ayúdeme por favor.
Al tercer día de ayuno
fui a pedirle ayuda al señor
y sentí que se reía
al terminar mi oración.
Andaba medio perdido
ya no sabía que hacer
sin trabajo, sin amigos
sin trabajo, sin amigos
sin nada para beber.
Y yo le dije
ayúdeme señorita!
ayúdeme por favor.