Valparaiso
Yo no he sabido de su historia,
un día nací allí, sencillamente.
El viejo puerto vigiló mi infancia
con rostro de fría indiferencia.
Porque no nací pobre y siempre tube
un miedo inconcebible a la pobreza.
Yo les quiero contar lo que he observado
para que nos vayamos conociendo.
El habitante encadenó las calles
la lluvia destiñó las escaleras
y un manto de tristeza fue cubriendo
los cerros con sus calles y sus niños.
Y vino el temporal y la llovizna
con su carga de arena y desperdicio.
Por ahí paso la muerte tantas veces
la muerte que enlutó a Valparaíso
y una vez más el viento como siempre
limpió la cara de este puerto herido.
Pero este puerto amarra como el hambre,
no se puede vivir sin conocerlo,
no se puede mirar sin que nos falte,
la brea, el viento sur, los volantines,
el pescador de jaivas que entrisstece
nuestro paisaje de la costanera.
Yo no he sabido de su historia,
un día nací allí, sencillamente.
El viejo puerto vigiló mi infancia
con rostro de fría indiferencia.
Porque no nací pobre y siempre tube
un miedo inconcebible a la pobreza.