Me voy pudriendo,
sentado en mi sillón, envejeciendo,
sigo creyendo que vivo en el limbo,
que nada me puede matar.
Tengo a la venta
mi antigua maldad, mi violencia,
la que alimenta los informativos,
la sangre que untas en tu pan.
La que te ahoga teniéndote al día
del morbo en los reality shows,
te hacen idiota, adicto a doctrinas,
y esclavo del televisor.
Me estoy mintiendo,
haciendo que río y fingiendo,
porque no entiendo
si voy al infierno y nadie me va a perdonar.
Pero no puedo decir mis verdades
que ofendan tu propia verdad,
mis argumentos son tiros mortales
que siempre te van a premiar.
Me voy pudriendo,
sentado en mi sillón, envejeciendo,
sigo creyendo que vivo en el limbo,
que nada me puede matar.
Voy huyendo
de aquellos que viven del miedo,
que son expertos en planes arteros,
y hablar con el diario de ayer.
Los que devoran la tecnología,
que a todo le da solución,
publicidades que invaden tu vida,
las balas de la involución.