Irma, dulce Irma
De noche viaja Irma la Dulce.
Bebe los vientos, dormirá mañana
Irma la dulce, la que siempre besa
con esos labios suyos de porcelana.
Con sus colmillos fríos, de frío invierno,
con extravío voraz de infierno.
Descubre el mundo cuando navega / en copos de catalejo.
Quiéreme bien, Irma la Dulce, / a tu lado caminaré.
Quiéreme así, sin sentimientos. / Sin ti, la vida cuan obscena es.
Quiéreme, dulce, sin los estragos
de algún malhadado final; / de su malhadado final.
Colibrí en sus devaneos. / Bella flor de sumidero.
Escriba absorta en sus tinteros.
Te revuelves como bicha acorralada,
bañada de sándalo, en solares / donde las gitanas bailan,
en los umbrales de lo que tú buscas / por soleares.
Quiéreme bien, Irma la Dulce. / Canta para mí tu verdad.
Quiéreme así, Irma la ardiente.
Que tus profundas pupilas sean mi mar.
Quiéreme inerte en oda de arpas,/que amarte es la vida olvidar.
Quiéreme bien, quiéreme siempre.
Ho serás tú mi suprema verdad.
De esquejes vivos renaces, / rompes los lazos,
pueblas de vida mis yermos y regatos.
Calmas mis años, Irma la Dulce,/ con lamparitas de San Antonio.
Pábilo y credo en mi desvarío, / mi dulce oprobio.