Mañana este rocío empapando
Las puntas de mi viejas botas
Siluros estáticos cambiantes
En los estanques de mi consciencia
Una casa desierta
Vacía de espíritus nobles
Que me quemaba, plomo en las venas
Unas cadenas en cabestros renuentes
Que rechinaban mis dientes
Y yo huía, me escapaba de mí
O de mi yo silvestre
Un fantasma sin ataviar
Un novio fuera de lugar
No, no durmáis, no paréis
No perdáis esa llama febril
No paréis, no descanséis
No juréis que vuestro sol
No es el mismo de ayer
No durmáis, no os durmáis
Un andar de ondas sinuosas
A la busca de vuelo planeado
Se abría un tiempo para mi orlado
De nubes de oro en joyas acuosas
Una fantasmada como cualquier otra
Un desfile de ilusos imberbes
Ebrios de ciudad y de vida
Tropezando por las esquinas
Y los dioses no me habían olvidado
Y me empleaba a fondo
Corriendo hacia las fuentes
Un cretino sin desbravar
Un esfuerzo aún por acabar
No, no durmáis, no paréis
No perdáis esa llama febril
No paréis, no descanséis
No juréis que vuestro sol
No es el mismo de ayer
No durmáis, no os durmáis