Aquí me encuentro cantándote, amándote y extrañándote debajo de este laurel
Con el alma suspirando, ya que te sigo esperando con el mismo amor aquel
Que destino tan ingrato nos tocó linda mujer,
hablo con Dios cada rato ya que no logro entender,
cómo es que amándonos tanto lo nuestro no puede ser
Mi trigueña consentida, mi rosa, lirio y clavel,
la gardenia preferida que se plantó en mi vergel,
el gran amor de mi vida, profundo y a otro nivel
Sobrevivamos con esto, tratando de ser honestos, cada uno con su papel
Y pidiéndole a los santos, que el deseo no estreche tanto, para no perder el riel.
Hoy con propiedad lo digo y un cierto sabor a hiel,
tu ser se haya dividido y aunque esto suene muy cruel,
tu mente y alma conmigo, tu cuerpo le tocó a él
Ya se marcha tu poeta no el mejor pero el más fiel,
el que beso tu silueta con el alma en el pincel,
es que mis mejores letras reposan sobre tu piel