Rumbos distintos
No te aferres a mi amor,
por favor, te lo suplico,
ya sabes que, en nuestras vidas,
llevamos rumbos distintos (bis).
Tú que vienes, yo que voy,
nos topamos por coincidencia y capricho.
Ahora quieres enredarme
en tremendo laberinto.
Pero, ¡qué va, corazón!
Aquí todo está clarito.
Adiós, que te vaya bien.
Fue un placer haberte visto (bis).
Si pensaras un momento
en lo complejo del mundo,
sabrías que, en nuestros destinos,
llevamos distintos rumbos (bis):
tú allá, queriendo tenerme;
yo, en mi camino, errabundo.
Amores andan bastantes
por la vida dando tumbos.
Hay unos que compaginan:
son los amores profundos
porque, en tiempo de agonía,
se dan besos moribundos.
Adiós, cariño casual,
me despido taciturno.
Si un día llegas a encontrarme,
aunque sea por un segundo,
recuerda que sí te quise
con este amor vagabundo,
el que me hace parrandero y
es con el que me acostumbro.