Recibir una carta de ti
es la evidencia,
de saber que te acuerdas de mí
cuando hay ausencia,
que me tienes en cuenta, a saber,
en tus pensares,
en tu ser y en tu forma de ser
y en tus andares.
En la carta que llega de ti,
entre comillas,
me comentas: ""si vieras aquí,
¡qué maravilla!,
hay un cielo pintado de azul
en la ventana,
y la casa inundada de luz
esta mañana"".
Un ""te quiero"" basta para decir
con dos líneas mil palabras de amor;
un ""te quiero"" basta para sentir
lo que no se siente con la razón,
cosquilleos en el corazón;
cuando llega una carta de ti
me hace vibrar el alma.
Recibir una carta de ti
es la conjura
de los duendes que habitan en mi
con tu ternura,
que me obligan a desenredar
mis pensamientos,
y ya libres, echar a volar
mis sentimientos.
Esa carta que llega de ti
trae tus aromas,
el recuerdo de un beso, es decir,
habla tu idioma,
y mi alma se funde al arder
en esa hoguera,
y me siento cautivo otra vez
de una quimera.
Un ""te quiero"" basta para decir
con dos líneas mil palabras de amor;
un ""te quiero"" basta para sentir
lo que no se siente con la razón,
cosquilleos en el corazón;
cuando llega una carta de ti
me hace vibrar el alma.
Un ""te quiero"" basta para sentir
lo que no se siente con la razón,
cosquilleos en el corazón;
cuando llega una carta de ti
me hace vibrar el alma.