Vale todo, todo vale,
dice la mosca a la araña,
el que previene no engaña,
de esta tela no se sale.
Todo vale, vale todo,
vale la paz, la pelea,
el mal y la panacea,
la mano franca y el codo.
Es igual si no quieres enterarte
que en este jardín de las delicias
a juzgar por la clase de noticias
que la vida nos pone por delante.
Hoy por hoy un perito en malas artes
es el rey de la selva cotidiana
y se pega una vida tan bacana
que es por ello admirado en todas partes.
Todovale, vale todo,
el liberto y el tirano,
el gigante y el enano,
Csanova y Quasimodo.
Vale todo, todo vale,
la mala leche y la buena,
si esto no es una verbena
que venga Dios y lo aclare.
Los valores de siempre, los eternos,
trastocados se han ido a hacer puñetas
y, hoy por hoy, jalan más un par de ...
que una yunta de bueyes por sus cuernos.
Por su parte, los dueños del dinero,
como dueños que son, lo han puesto a dieta,
y hay que hurgar por detrás de la bragueta
para pagar el pan al panadero.
Vale todo, todo vale,
consumir a trochemoche,
viva el crédito y el coche,
el anticipo y el vale.
Todo vale, vale todo,
vale la paz y la guerra,
y el acabar con la Tierra
pichándola como un globo.
Los políticos hacen ejercicio
de poder, como zares inclementes,
ya no están al servicio de la gente,
ahora ponen la gente a sus servicio.
En nombre de la madre democracia
se suman los mediocres a la historia,
gestores con la V de la victoria,
de una nueva y turgente aristocracia.
Vale todo, todo vale,
el cretino y el honesto,
el verdugo y, por supuesto,
el que por si mismo sale.
Todo vale de algún modo,
también vale la esperanza,
esa buenaventuranza
es el principio de todo,
esa buenaventuranza
es el principio de todo.