¿Quiénes son esos señores
que discuten sin cesar
y que imponen sus razones
con tan mala voluntad?
Los señores son los dueños,
cada cual de una mitad,
de la rueda de los sueños,
del tiovivo universal.
Uno al otro se amenazan
con parar el carrusel,
para darnos calabazas
a los que andamos en él.
Si no se ponen de acuerdo
la gran rueda parará,
la alegría se irá al cuerno
y nosotros a la par.
Una vueltita más...
una vueltita más...
que no paren el mundo,
no me quiero bajar.
Una vueltita más...
una vueltita más...
que no deje ni un segundo
de girar y girar.
Una vueltita más...
una vueltita más...
no escondan la sortija
porque quiero ganar.
Una vueltita más...
una vueltita más...
déjenme que yo elija
cuando quiera bajar.
En la calle está la gente
con su buena voluntad.
Tienen fe, naturalmente,
y reclaman sin cesar.
Afanados en su empeño
de querer vivir en paz
en la rueda de los sueños,
del tiovivo universal.
Sin embargo, los primeros
no se quieren enterar
y fabrican armamentos
para hacerse respetar.
Hace tiempo que son socios
y no van a renunciar,
ellos van a su negocio,
¡que se jodan los demás!.
Una vueltita más...
una vueltita más...
que no paren el mundo,
no me quiero bajar.
Una vueltita más...
una vueltita más...
que no deje ni un segundo
de girar y girar.
Una vueltita más...
una vueltita más...
no escondan la sortija
porque quiero ganar.
Una vueltita más...
una vueltita más...
déjenme que yo elija
cuando quiera bajar.