Eras mi alma gemela
mi tiempo de escuela
asombro y misterio.
Eras la mano tendida
la entrada y salida
de mis sentimientos.
Era mi fiebre y mi celo,
tu cinta en el pelo,
mi tiempo de espera.
Eras deseo en mis brazos
primero y acaso
la duda primera.
Eras un mundo complejo
tan cerca y tan lejos
tan mía y ajena
Eras la pálida luna
besando las dunas,
clareando la arena.
Era tu voz un arrullo
y yo era tan tuyo,
tan tuyo que fuera.
Éramos tanto y tan poco,
acaso un sofoco,
de la primavera.
Eres la magia cercana
que avala mis ganas
de ser, cada día.
Eres mi tiempo de ahora
la luz veladora
de andar por la vida.
Eres la mano templada
que afila la espada
de mis rebeldías.
Y la sagrada imprudencia,
la dulce impaciencia
de mi fantasía.
Eres ventana y postigo,
refugio y abrigo
en las horas frías.
Faro, fanal y farero
que alumbra el sendero
de mi bonhomía.
Eres la magia del beso
que espera el regreso
de mis correrías
Eres la voz que me nombra,
eres luz y sombra;
en el alma mía.